Llegaron los hermanos Ballester, Miki Coll, mi hermano Pau… llegaron las risas, las bromas, las cervezas, los Uber, un piso increíble en una planta 52 de una torre en Kuala Lumpur, una nochevieja frente a las torres Petronas que recordaremos siempre, llegar a un aeropuerto sin estar seguros de si teníamos billete, el desembarco de Normandía versión tailandesa en Koh Lipe, los “matches” del tinder, Toni financiando el viaje a todos con el Payback, los piques de hermanos, los “ Rosa, ¿llevas tu la mochila??”, los rigitons, los fuckergramers…en definitiva, una gran etapa de nuestro viaje!
Pero empecemos por el principio… ¿cómo acabamos todos juntos en Malasia? Todo surgió por casualidad. Rosa y yo ya teníamos los billetes comprados y teníamos planeado pasar la Nochevieja en Kuala Lumpur, así que le dije a mi hermano Pau que si le apetecía se podía venir y podíamos hacer esa parte del viaje juntos. Previamente mi hermano había hablado con Toni y Miki para pasar la nochevieja juntos de viaje, en Cuba o en otro sitio… Y por su lado Basty estaba hablando con su hermano Toni para irse juntos de viaje también en Nochevieja.
El día antes de empezar nuestro viaje quedamos con Basty un rato en el aeropuerto. Ahí le dijimos que en nochevieja estaríamos en Kuala Lumpur. Él aún estaba decidiendo a donde ir. Y entonces todo hizo “click”. En menos de un día estaba decidido: los cuatro se vendrían a Malasia a pasar la nochevieja!! Nacía el #malayosteam! 🙂
A partir de ese día creamos el grupo de whatsapp y se empezó a gestar el viaje. Rosa y yo marcamos dos condiciones. La primera, que nos desentendíamos de la organización de esa parte del viaje. Lo dejábamos en manos de un experto viajero como Basty. Así nosotros podíamos seguir con nuestro viaje sin tener que preocuparnos de organizar nada de Malasia. La segunda condición fue dejar claro que nosotros íbamos con un presupuesto mucho más ajustado que el suyo, así que había que intentar adaptarnos unos a otros para que no se nos fuera mucho dinero por el camino. Así que, a excepción de en Kuala Lumpur, en el resto de sitios Rosa y yo nos buscaríamos hostales y guesthouses más baratas.
Y llegamos a Kuala Lumpur
Aterrizamos a primera hora de la mañana. Toni había reservado un pisazo por airbnb en el centro de la ciudad. La pega era que no nos iban a dar las llaves hasta las 15.00… y estábamos echos polvos después de llevar toda la noche sin dormir. ¿Solución? La típica en nosotros…ir al sitio que sabes que está fresquito, donde hay café barato, baños, wifi… y que sirven desayunos… el McDonalds! Nos fuimos allí a pasar un par de horas hasta que pudiéramos entrar en el piso.
Al llegar a la dirección donde estaba nuestro piso nos llevamos la primera sorpresa. Era una pedazo de torre de 150 metros!! En pleno centro de Kuala Lumpur. El dueño del piso, Mr. Desmon, nos enseñó el piso y nos explicó todo. El piso era increíble, una planta 52 con vistas a toda la ciudad y las Torres Petronas justo enfrente. Un lujo! Que a nosotros nos salió barato. Aplicamos nuestro “ratuca style” y decidimos dormir en el sofá los dos para poder abarata costes 😉 Aprovechamos la tarde para ir a comprar comida, descansar un poco, poner como 5 lavadoras (lavamos literalmente todo lo que llevábamos en la mochila) y salir a comprar algo de ropa barata en el H&M para poder salir de marcha en nochevieja. Se ve que el look pantalones desmontables, camiseta del decathlon y zapatos de trekking no funciona en esta ciudad 😉
Bien entrada la madrugada, a las 3:00, llegaron todos. Nos pusimos un poco al día, organizamos los siguientes días y todos a dormir.
El primer día lo aprovechamos bastante. Empezamos con la visita a las Batu Caves, unas enormes cuevas con templos y esculturas hinduistas al norte de la ciudad. De ahí bajamos al barrio de Chinatown, estuvimos paseando por sus calles, comimos algo en el food court de allí y visitamos la plaza Merdeka y la parte “antigua” de la ciudad. Por la noche salimos a cenar a Bukit Bintang, una calle enorme donde sirven comida callejera. Cenamos en un restaurante de 2 estrellas Michelín por lo menos. Basty necesitó 4 intentos para que le trajeran la cerveza que quería, casi nadie tenía muy claro lo que estaba pidiendo, el camarero no se aclaraba mucho… y había dos ratas tamaño conejo campando por la terraza y la entrada a la cocina… lo normal! De ahí intentamos ir al Helipad, un bar-discoteca en un helipuerto. No nos dejaron entrar porque íbamos todos en bermudas.
Los más carrozas del lugar, es decir, Rosa, Pau y yo nos volvimos a casa y nos fuimos a dormir. Los “hunters” (Basty, Toni y Miki) se cambiaron y se fueron al Marinis. Otra discoteca en un ático con vistas a Kuala. Por lo que nos contaron les gustó mucho y era una de las opciones para pasar allí la nochevieja. Además Toni se hizo muy amigo de uno de los managers o algo así… Su noche acabó recibiendo collejas de unas holandesas que buscaban tema a la salida del Marinis.
Nochevieja en Kuala Lumpur
El día 31 de diciembre lo dedicamos a descansar y organizar un poco el plan para la noche. Fuimos a dar una vuelta por KLCC (el centro de la ciudad, donde están las torres Petronas), reservamos para cenar en un restaurante y fuimos a echar un vistazo al tinglado que estaban montando en el parque donde son los fuegos artificiales. De ahí a casa a ponerse guapos. Después de dos meses y medio de ir con ropa “de batalla”, estuvo muy bien ponerse camisa y pantalones y ver a Rosa muy guapa con su vestido nuevo (de solo 20 ringits).
La noche se empezó a animar desde la cena. Muchas risas mientras cenábamos, las Chang y Tiger iban pasando… al acabar, como era de esperar, alguien tuvo la idea de pedir unos Jaegerbomb. Y después Pau invitó a otra ronda… y después los camareros nos invitaron a otra! Ya podéis imaginar cómo de felices salimos de allí. Fuimos caminando a ver los fuegos artificiales de las torres Petronas. La verdad es que fueron un poco decepcionantes. No fueron gran cosa. Los fuegos de Sant Sebastià en Palma les dan un buen repaso. Después de los fuegos nos acercamos al Marinis, la discoteca de al lado. Allí seguimos la fiesta. Cayó una botella de ron, muchas risas y bailes. Al cerrar la discoteca a las 3.30 Rosa y yo nos fuimos a dormir al piso. Evidentemente el resto del #malayosteam siguió la fiesta.
El día 1 de enero sobre las 8.30 de la mañana me desperté a beber agua y sorpresa! El resto aún no habían llegado! Un rato después aparecieron todos por el piso, con la idea de coger unos bañadores y volverse al piso de unas amigas que habían conocido a darse un baño. Como era de esperar, en el momento en que se sentaron ya no se movieron del piso… 😉
Langkawi, el magaluf malayo
Llegamos la misma tarde del dia 1 a Langkawi, donde íbamos a estar 3 noches. Aquí empezábamos a dividir el grupo. Rosa y yo nos quedamos en un hostal y el resto se quedaba en el Asaia. Un hotel antiguo, casposillo y cuyos pasillos se parecían a los de la peli de “El resplandor”. Lo mejor del hotel era el cartel tipo “Mariscos Recio” de su fachada.
En Langkawi alquilamos un coche dos días. Conduje yo porque el resto no se atrevía con lo de conducir por la izquierda. Con el coche fuimos a visitar unas cascadas e hicimos una excursión con el teleférico a lo alto de una montaña con vistas a toda la isla. Ahí todos pusimos a prueba nuestro miedo a las alturas cruzando el puente colgante sobre el valle.
También estuvimos en algunas de las playas de la isla. La que más nos gustó fue la de Tanjung Rhu, al norte de Langkawi.
La verdad que la isla es bonita como tal. Pero la masificación y el exceso de turismo se nota bastante. Es una isla muy enfocada al guiri y eso a nosotros eso nos chirría siempre un poco. Las calles principales recuerdan un poco a Magaluf o Salou.
Relax y buceo en Koh Lipe
De Langkawi cogimos un ferry para ir a esta pequeña isla tailandesa. Koh Lipe es una isla de poco más de 3 kilometros de largo por unos 2km de ancho. Era plena temporada alta de navidad así que había bastante gente por la isla. Pero la isla es muy bonita y con mucho encanto. Rosa y yo nos quedamos en el sitio más barato que encontramos. Un camping en medio de la isla. Cual fue nuestra sorpresa al llegar…no había ni una esterilla ni colchoneta ni nada. A dormir en pleno suelo! Creo que aún me duele el culo y la espalda de esas 3 noches 😉 Menos mal que nos colábamos en el hotel del resto del grupo para usar su baño, su ducha, su wifi y sus camas para descansar.
Pasamos un día muy completo recorriendo varias islas del archipilego de Koh Tarutao, la reserva natural de la que forma parte Koh Lipe. Tuvimos mucha suerte e íbamos nosotros 6 solos en un “longtail”, el típico barco tailandés. Visitamos varias islitas en las que hicimos esnorquel. La verdad es que nos sorprendió porque había bastante coral y muchos peces.
Paramos a comer en una islita pequeña, en la misma arena. De ahí fuimos a ver atardecer a otra islita. Pau y Miki aún intentan conseguir acabar el reto de la construcción de la torre de piedras que si haces en la isla te dará buena suerte de por vida. Rematamos el día yendo a ver el plancton retroluminiscente en plena noche. Una pasada! Estaba lleno de plancton y fue una muy buena experiencia. Aunque creo que casi todos estaban acojonados de estar en el agua en plena noche oscura 😉
Al día siguiente los que buceamos, Pau, Basty, Rosa y yo; fuimos a hacer una inmersión. Varios amigos nos habían recomendado bucear en Koh Lipe, más específicamente en el arrecife de “Stonehege”. La inmersión fue increíble. Vimos una cantidad de coral espectacular. Muchísimas variedades y colores, muchos peces, morenas… nos lo pasamos de lujo! Casualidades de la vida dos instructores y un divemaster eran españoles. Además uno de ellos era del Puerto de Andratx! Lo que es la vida, te vas al otro lado del mundo y te cruzas “amb un mallorquí”.
Llegar a la isla de Penang, toda una odisea
Después de los 3 días de relax nos tocaba volver a coger los trastos y regresar a Malasia para proseguir el viaje. La idea era coger un ferry de vuelta a Langkawi y de ahí otro ferry a Penang, donde pasaríamos los últimos días del viaje. Pero todo se empezó a torcer desde el minuto 1.
Al llegar a la playa para coger el ferry empezó a llover. Pero no cuatro gotas…no, no. Se puso a jarrear con ganas! Estuvimos esperando un rato a cubierto hasta que nos dijeron que había que ir a otra playa diferente donde las condiciones estaban mejor para poder llegar al ferry. Y es que en Koh Lipe no hay muelle. La forma para llegar al ferry es subirse en la orilla a un longtail que te lleva al centro de la bahía, donde haces el trasvase al ferry grande. Aquí empezaba la aventura.
Seguía lloviendo a mares y nos tocaba subirnos a la parte trasera de un camión, apretujarnos con el resto de turistas e ir a Sunset Beach. Aquello ya empezaba a parecerse a un batallón yendo a la guerra… todos empapados con cara de no tener ni idea de lo que nos esperaba. De repente el camión paró y un hombre nos hizo el gesto de que bajáramos y corriéramos a la playa. Mi hermano Pau salió como si fuera un soldado americano desembarcando en la playa de Omaha, en Normandía. Sin mirar atrás y dando saltos por entre el fango y los riachuelos que se formaban por la lluvia. Como nos reímos Rosa y yo viéndole bajar corriendo a tope sin mirar atrás! Solo de recordarlo aún nos descojonamos! Nos resguardamos en una terraza hasta que nos tocó subirnos al longtail que nos acercaría al ferry grande. Ahí volvió a entrar en escena el “Soldado Pau Vidal”. De repente un tipo gritó “5 more spaces”… y mi hermano se cargó el petate y salió corriendo, girándose y gritándonos “venga, correr”. De verdad que parecía que estábamos en una peli o un videojuego. Conseguimos llegar a la barca. Totalmente empapados y riéndonos muchísimo!
Con todo el retraso y el lío para subir al ferry llegamos tarde a Langkawi y perdimos el ferry directo a Penang. Así que tuvimos que coger el ultimo ferry que salía a la península de Malasia, de ahí coger un taxi para ir a la estación de autobuses de Alor Setar. Coger el bus hasta Penang, y de ahí otro taxi hasta Georgetown, donde nos quedaríamos unos días. Un día muy largo. Pero muy divertido y lleno de anécdotas y risas!
Penang, la ciudad de los grafitis y la mejor comida del país
En Penang el grupo fue deshaciéndose. Toni se fue directo de Langkawi a Kuala Lumpur y de ahí a Alemania. Sus vacaciones ya habían acabado. Basty y Miki pasaron la mañana siguiente en Penang y también se fueron en bus para Kuala.
Al final nos quedamos 2 días más mi hermano Pau, Rosa y yo. Penang es una ciudad que nos encantó desde el primer minuto. Es una ciudad colonial con muchísimo encanto y mucho que ofrecer. Es el claro de reflejo de la mezcla cultural del país. Chinos, malayos, indios, tailandeses, nepalíes. Una amalgama de tradiciones, arquitectura y comida.
Estuvimos esos dos días con mi hermano descubriendo la ciudad. Le enseñamos a Pau la forma en la que nos gusta viajar a nosotros: el slow travel. Es decir, sin prisas y con calma. Dedicando más días a un sitio para poder conocerlo y vivirlo de verdad.
Paseamos mucho por sus calles, descubrimos los increíbles grafitis que se esconden entre sus calles, probamos muchos tipos de comida diferente, fuimos a conciertos, mercadillos, tiendas de muebles y antigüedades… Penang es de las ciudades en las que hemos estado que más nos ha gustado!
El día 11 de enero tocaba despedirse de Pau, que se volvía a España. Aunque más que un adiós era un hasta luego, ya que en Abril se nos unirá junto a mi madre para recorrer parte de Tailandia.
Al final la experiencia de estar tantos días, tanta gente, ha sido muy positiva. Rosa y yo teníamos un poco de miedo a ver cómo nos íbamos a adaptar. Porque, después de más de 4 años viajando casi siempre solos los dos, te acostumbras a una forma de viajar muy concreta y a veces puede costar volver a viajar con más gente. También íbamos con un poco de cautela por el tema del gasto extra que nos podía suponer estar viajando con el resto de gente que solo iba a viajar 10 días. No queríamos subirnos a su ritmo de gasto. Tampoco es que fueran quemando billetes, pero no es lo mismo viajar 6 meses que solo 10 días.
Todo eso quedó en meras especulaciones. Esos 10 días por Malasia nos lo pasamos increíble y nos reímos muchísimo. Rosa congenió con todos al 100% desde el primer minuto y en el grupo nos adaptamos unos a otros. De hecho, siempre les agradeceremos a los 4 que nos metieran tanta presión para que nos fuéramos con ellos a Koh Lipe, lo cual no estaba en nuestro plan original. Fueron 10 días muy divertidos de los que nos llevamos muy gran recuerdo. Particularmente a mí me gustó mucho viajar con un amigo de toda la vida como Basty, con amigos de mi hermano a los que conozco también de toda la vida y con mi hermano. Desde que éramos pequeños no habíamos hecho un viaje juntos, y menos tanto tiempo. Me ha gustado mucho poder pasar más tiempo con él y pasar un par de días los 3 por Penang. Siempre nos quedará la Chinese House Pau! 😉
Durante el viaje, y tras varias cervezas, salió la promesa de que la nochevieja de 2017 la celebraríamos los 6 juntos en Australia. Cambiamos el #malayosteam por el #auzieteam. Ojalá nos veamos todos allí dentro de un año!